Una bitácora más...
      Don Refunfuño Cascarrabias, visitante -despistado o no- que se pasa por aquí posiblemente pensará... "Vaya por Dios, otro mindundi de estos que abusa de las posibilidades de la red y aumenta la plaga de diarios personales, bitácoras, blogs (horrible palabra, afirmo... debería haber una ley contra barbarismos tan cacofónicos como éste) o como quieran llamarlos... Vale, hay unas cuantas -pocas- bitácoras con informaciones útiles, algun que otro servicio a la comunidad... Pero en general, ¿qué pretende esta gente con sus diarios? ¿Buscar un desahogo personal? En este caso, ¿para qué los exhiben públicamente sin vergüenza ni pudor alguno? ¿Esperan que la gente se admire de su bonita prosa, de sus muchos conocimientos? ¿Que se apiade de sus tristes y patéticas vidas?"
      Por supuesto, todos sabemos que don Refunfuño Cascarrabias es un personaje imaginario, y que ningún navegante por la red se ha planteado estas cuestiones al encontrarse con un diario de este tipo... Pero como a uno, hipocondríaco y agobión, le gusta siempre justificarse por todo lo que hace, respondo a esas cuestiones imaginarias planteadas por ese no menos imaginario individuo.
      A través de mi otra bitácora -sobre mi gran pasión, los tebeos- redescubrí mi gusto por escribir (casi olvidado desde mis tiempos universitarios), y me planteo llevar eso a extremos en esta bitácora. Por otro lado, me apetece escribir sobre cosas que pocos articulistas, bitacoreros (espantoso neologismo, me temo... mea culpa) y gentes de similar calaña tratarían como uno quisiera. Nadie es buen crítico de si mismo, dicen, y es verdad, pero también lo es que nadie te entiende mejor que tú mismo. Y finalmente, siempre queda el regusto egocéntrico de que haya alguien en este ancho mundo a quien le apetezca hablar de los variados temas que saldrán por aquí, ya sea para estar de acuerdo o para vilipendiar con saña pero con respeto...
      Así que tú, turista accidental o no, que llegas por aquí, te vas a encontrar con una coctelera con una buena cantidad de gimnasia mental, grandes dosis de onanismo y ciertas pizcas de intención de transcendencia. Tomo como personaje referencial el gatu protagonista de mis otras páginas, y lo lanzo a soltar paridas, no sólo en el sentido irónico-peyorativo del término, sino también en un sentido más metafórico... porque los posts que se encontrarán aquí van a ser partos de una mente calenturienta... algunos con dolor y otros más fluidos y fáciles.
      Así que agradezco de antemano la visita a todos los que se pasen por aquí y les emplazo, si les interesa alguno de los temas, a comentar lo que les apetezca... y a pararme los pies si uno empieza a desbarrar mucho, a llegar a la parida en su sentido más despectivo. Eso sí, sin insultar a nadie ni faltar al respeto. Y sin más dilación, a leer la próxima parida...
Imagen © Warner Bros. Entertainment Inc
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