27.11.04

Con la iglesia hemos dado (1)


Posted by Hello

    ¿Cuantas veces habremos oido últimamente esta frase, tal cual aparece en la obra de Cervantes, o en su versión más popular, sustituyendo el original "dado" por "topado"? A lo largo de la historia, el enfrentamiento de los sectores más laicos y progresistas con la Iglesia más inmovilista y sus fieles ha dado pie a esto y mucho más, importando poco que la frase en su contexto primigenio no tenía ninguna segunda intención, sino reflejar el hecho de que el caballero, guiado por Sancho y buscando el hipotético palacio de su amada Dulcinea, se daba de bruces con la iglesia de El Toboso.

    Es curioso que los más exaltados laicistas no echaran leña al fuego con la réplica de Sancho a la decepcionada frase de su amo, a saber, "Ya lo veo (...), y plega a Dios que no demos con nuestra sepultura ...". Y es que corren tiempos convulsos en este país, donde las posturas son cada vez más exaltadas e intransigentes, se hacen declaraciones malintencionadas con salidas de tono y entramos en una vorágine creciente de enfrentamiento que vayan ustedes a saber donde nos va a llevar. ¿Exagero? Puede, dado mi carácter hipocondríaco. Como el personaje de Jeff Goldblum en Parque Jurásico, siempre digo que sólo espero no tener que acabar diciendo "¡Cómo odio tener razón!"

    Y eso que las cosas fácilmente podrían ser más sencillas. La jerarquía eclesiástica, temerosa de perder ventajas económicas, prebendas e influencia, habla de una "persecución" y se plantea movilizar a sus fieles contra las últimas políticas educativas y sociales del gobierno. ¡Persecución! ¿Hemos vuelto a los tiempos de Diocleciano? ¿Se ejecuta a alguien por practicar una fé concreta? ¿Los cristianos deben volver a las catacumbas a ejecutar sus ritos? Seamos serios, eminencias...

    En un estado de derecho que aspire a amparar a todos sus ciudadanos, ninguna fé debe anteponerse a otra. No parecen haberse enterado, eminencias, de que no sólo en los últimos años ha disminuido alarmantemente el número de practicantes de su fé (comprueben asistencia de feligreses a las misas, descenso de vocaciones...) o que ha ido aumentando el número de agnósticos o ateos (estadísticamente comprobable en el significativo descenso de bodas o bautizos, por ejemplo)... sino de que además, esta España ya no es la que a ustedes les ha estado amparando incondicionalmente. La fé católica sigue siendo mayoritaria entre los creyentes, pero la inmigración nos ha traido -y traerá cada vez más- musulmanes, judíos, protestantes, ortodoxos... todos con el mismo derecho que ustedes a practicar su fé y, si se mantuviera el apoyo estatal, a recibir el mismo para propagarla y desarrollarla. Ahora bien, el Estado, que debe representar a todos, no debe dar primacía a ninguna fé y ha de declararse aconfesional. Esto implica la desaparición de la asignatura de religión en la enseñanza pública y la desaparición de los fondos oficiales de ayuda a la Iglesia. Esto no es persecución, es aplicación de lógica pura y dura.

    Lo que es todavía más grave es la pretensión de intromisión de la Iglesia en asuntos de estado. Su posición radical contra las leyes de matrimonio homosexual o de divorcio, por ejemplo, es normal si se ajustan a sus principios, y no debería ser atacada; y sus fieles son muy libres de seguir esa doctrina o no: si un sacerdote no quiere casar a dos homosexuales, pues perfecto. O si, siguiendo su dogma de la indisolubilidad matrimonial, no se divorcian, pues adelante. Es su ideología. Pero lo grave es que pretendan imponer sus creencias a los demás, impidiendo todo progreso social, al igual que en el pasado (y lamentablemente, todavía hoy) pretendieron impedir progreso científico. Y si no, vean como intentan torpedear la investigación sobre las células madre, que tanto bien se dice que haría a diabéticos o enfermos con Alzheimer o Parkinson. ¿Se imaginan que, en lugar de la fé católica, la mayoritaria fuera la de los Testigos de Jehovah? ¿Estarían entonces prohibidos los transplantes de sangre, por ejemplo? De todos modos, esta posición no nos debe extrañar, dado que históricamente la Iglesia ha sido inmovilista y los exiguos cambios que ha hecho en su dogma han llegado sólo cuando no le ha quedado más remedio, cuando la sociedad ya los había aceptado plenamente.

    Yo les pediría a sus eminencias que cuiden de sus fieles. Que acudan a sus propios medios y les den el apoyo que necesiten. Que ellos pongan sus profesores, sus catequesis... Tienen un que ya quisieran otros; y, supongo, la buena voluntad de muchos de sus creyentes para sostener económicamente su Iglesia. Nadie les va a perseguir por ello, estén seguros. Y que si están en desacuerdo con avances sociales o científicos, que lo digan, están en su derecho. Igual que otros grupos sociales. Pero no interfieran con el Estado, que les representa a ustedes al igual que a los que practican otra fé o no practican ninguna.

   Supongo que mi posición en este asunto queda clara, pero no vayan a pensar que creo que en el lado contrario todo es bonito y utópico, respetuoso y afable. Ahí, lamentablemente, tenemos algún que otro grupúsculo que también desbarra lo suyo... Para que esta parida no sea demasiado larga, les hablo de ellos en la próxima.

Ilustración de Gustavo Doré para el Quijote, "Don Quijote entra en El Toboso", tomada de http://users.ipfw.edu/jehle/cervante/doreesp1.htm