16.12.04

Ciclos


Posted by Hello

    Somos animales de costumbres (y, a veces, como decía la sin par Mafalda, de costumbre animales... aunque eso es otra historia). Nuestra vida (dejando aparte el ocasional acontecimiento inesperado) transcurre en fases cíclicas fácilmente predecibles en su mayor parte. A períodos más o menos calmados suceden momentos frenéticos y agobiantes, todo ello en un ritmo irrevocable, cruel o felizmente, según el punto de vista.

    Tomen el caso de los profesores, por ejemplo... En una profesión tan proclive al síndrome del quemado como ésta, hay dos primeros ciclos evidentes: el que va de lunes a viernes y el que va de sábado a domingo (fácilmente ampliable este a puentes y otras festividades), en los que los humores se alteran radicalmente según se este en uno u otro. En un nivel más elevado, estaría el ciclo vacacional, esta sensación que muchos tienen (o tenemos) de ir saltando de vacación en vacación: de verano a Navidad, de Navidad a Semana Santa, de Semana Santa a verano... así ad infinitum.

    Pero dentro del ciclo laboral hay a su vez otros ciclos delimitados por la organización académica del curso. Hay un momento por trimestre, cuya duración puede estar entre una y dos semanas, según el número de grupos a los que se imparte clase, en el que la actividad del profesor se vuelve delirante, en el que el nivel de stress aumenta, se disparan las subidas de adrenalina... aumenta el insomnio, la preocupación por cumplir el trabajo a tiempo, se abandonan provisionalmente casi todas las actividades de ocio... Es la época de exámenes y evaluaciones (sufrida también, todo sea dicho, por cierta parte del alumnado, esa que, con diferentes grados de responsabilidad, anda preocupada por cumplir con su trabajo también).

    Que no se sonrían esos malpensados que andan siempre hablando de la pereza del profesor ni que se me echen a la yugular los profesores... no pretendo, desde luego, dar a entender que fuera de este ciclo evaluador la actividad docente sea menor... eso dependerá de cada persona y de cómo se implica en su trabajo, como ocurre, a fin de cuentas, con todas las profesiones. Lo que sí pretendo dejar claro es que fuera de los ciclos examinadores, aunque el volumen de trabajo sea a veces similar o incluso mayor, se toman las cosas con más calma y placidez, con menos histeria...

    Así que pasado la tormenta evaluadora, se relajan músculos y cerebro, y se vuelve uno a dedicar a lo que generalmente más gusta de esta profesión, el impartir clase: a pesar de nuestra fama, a la mayoría de los profes nos revienta la labor evaluadora, se lo aseguro, y personalmente uno odia la burocracia que lleva implícita, el miedo a estar cometiendo una injusticia por aplicar a rajatabla unos criterios generales impuestos que muchas veces no atienden a las circunstancias personales...

    En fin, que no les voy a llorar más y a ver si la próxima parida tiene un tono más ligero. Nótese cómo hábilmente he evitado hablar de la pésima imagen social de nuestro colectivo y he pasado de intentar defenderme de la misma... si un día me apetece, le dedicaré una parida y si no... pues no pasa nada.

    Permanezcan atentos a esta sintonía.


Imagen tomada de http://www.communitychurchsyv.org