Las paridas de El Gatu

28.11.04

Cataluña / Catalunya / ¿Catalonia?


Posted by Hello

    Les hablaba un poco más abajo de cierto clima de crispación en este país que empieza a preocuparme algo... El enfrentamiento entre diferentes sectores es cada vez más agrio. Ya no sólo a nivel social, como el que trato en las paridas anteriores, sino también a nivel político y geográfico.

    Soy hijo y nieto (y bisnieto, y más allá) de catalanes por parte de padre. Nacido y bautizado en Asturias como Jorge, para mi familia siempre he sido Jordi, y mis amigos me llaman indistintamente Jorge o Jordi, según como me haya presentado a ellos el primer día. Porque para mí son igual de importantes mis raices asturianas y catalanas. Desde pequeño he querido a Cataluña, me he encontrado allí como en casa y nada más marchar empiezo a desear volver; me siento orgulloso de ser -como jocosamente dice mi esposa a menudo- "medio catalán". Con la llegada de la democracia, aprendí también a amar a Catalunya, a comprender y apoyar sus reivindicaciones dentro de España y a aceptar, respetar e incluso apoyar, si el caso se llegara a dar, un deseo mayoritario entre los catalanes de independizarse. Pero a quien no llegaré a entender jamás, ni a querer ni amar, es a la Catalonia que ahora nos intenta vender un sector, espero y ansío, minoritario.

    No, no puedo estimar a esta Catalonia que no acepta que a día de hoy la gran mayoría de la población vote a opciones no independentistas y que pide su libertad a los paises angloparlantes ("Freedom for Catalonia") como si fueran un territorio sojuzgado por la más odiosa de las dictaduras y no pudieran expresar libremente su opinión, como si sus líderes estuvieran encarcelados y fueran torturados. O que, también en un mensaje sólo para angloparlantes, confunden el mapa mundial con aseveraciones que a día de hoy, mira tu por donde, son verdad ("Catalonia is not Spain" ...that's true, it's a part of Spain), aunque evidentemente no es ese su mensaje.

    No, definitivamente desprecio a la Catalonia cuyos líderes (el impresentable Carod Rovira y sus secuaces) juegan políticamente con un deporte fuertemente implantado en Cataluña y lo usan para levantar a la población con consignas incendiarias... un deporte al que ahora, no les quepa duda, abandonarán una vez que ya lo han exprimido para sus propósitos, con esa frase (ya ven, lo único con cierto sentido que ha dicho ese señor) afirmando que ahora se ha demostrado que Catalunya necesita ser un estado independiente. Pues tiene usted razón, senyor Carod, si quieren selecciones deportivas nacionales propias, sean primero nación, o sea, ganen en las urnas, demuestren que democráticamente la mayoría del pueblo catalán quiere la independencia, y entonces es posible que el resto del Estado acepte un cambio en la Constitución (eso esperaría yo, al menos) para garantizar su deseo. Entretanto, mientras sean part of Spain, aspirar a que en un evento deportivo a nivel internacional Catalunya (¿o Catalonia?) se enfrente a España es un desatino. Y no me vengan con el manido ejemplo de las selecciones de fútbol británicas... Gales, Inglaterra, Escocia e Irlanda del Norte se enfrentan entre sí, pero jamás se han enfrentado al Reino Unido... porque son parte del Reino Unido.

    Me decepciona y avergüenza esa Catalonia despreciablemente irrespetuosa, sorprendemente desagradecida, que en un arrebato infantil, un capricho indigno de un pueblo maduro y educado, pretende ahora quitar apoyo a la candidatura madrileña para los Juegos Olímpicos de 2012. Una Catalonia que demuestra una memoria frágil y olvida que los de 1992, que tanto supusieron en infraestructuras para su región, que tanto embellecieron Barcelona hasta convertirla en una de las ciudades más hermosas del mundo, que tanto aportaron en proyección internacional... no se hubieran celebrado allí sin el apoyo entusiasta del resto de España, incluida Madrid. Que uno de los puntos más valorados, sino el que más, a la hora de otorgar sedes olímpicas es la unidad del proyecto, el apoyo ferviente de todo un país. Y que una reivindicación independentista no debe estar reñida con la buena educación y una muestra recíproca de agradecimiento. Moralmente Cataluña y Barcelona deben apoyar esa candidatura. Porque uno siempre ha creido que los catalanes son agradecidos y educados.

    En definitiva, amo a Cataluña y los catalanes, quiero a Catalunya y els catalans. Desprecio a Catalonia. Y ya ven que no hablo de motivos históricos, económicos o políticos para que Cataluña siga siendo parte de España o sea independiente. Discusiones así se convierten fácilmente en frases arrojadizas de forma demagógica. Lo que vale es la voluntad de un pueblo. Si los catalanes, después de sopesar detenidamente pros y contras, deciden libremente optar por la independencia via las urnas, independientemente de que yo lo entienda o no, o coincida con mi opinión o no, les apoyaré fervientemente. Y como yo, creo, muchísima más gente. Pero si se dejan llevar por arrebatos de ira infantiles o la verborrea inclasificable de políticos de tercera, cayendo en la falta de respeto y la falta de educación, si, en fin, Catalonia se sobrepone a Catalunya o Cataluña... bueno, no quiero ni pensarlo.

    Eso sí... me gustaría que fuera de Cataluña las cosas tampoco se exacerbaran. Que por ejemplo, sea verdad, como he leido en algún periódico, que la Federación Internacional de Patinaje haya excluido a Cataluña (y también a Gibraltar, por ejemplo) porque se guía por la Carta Olímpica y esta deja bien claro que solo paises con estado propio tienen derecho a representación en eventos internacionales y no porque haya podido haber, como destaca la prensa catalana, presiones ni mucho menos sobornos por parte de políticos españoles favorables a esa exclusión. Que la prensa nacional no saque de quicio anécdotas como la famosa pancartita con el eslogan en inglés que se exhibió en el Camp Nou durante el partido contra el Madrid... una pancarta que representa el sentir de una minoría, como demuestran, repito, las urnas, y que, nos guste o no, tienen el derecho a exhibir si les apetece (nota: es curioso que no se arme tanto escándalo con las pancartas y banderas pronazis o preconstitucionales que se exhiben en el Bernabéu y otros estadios de España...). Tampoco es esa la España que yo quiero, una que busca el enfrentamiento y la discordia... Eso demostraría que hemos aprendido muy poco desde 1975...

    Amics, germás... Visca Catalunya y fora Catalonia.


Imagen tomada de http://herve.pi.free.fr

27.11.04

Con la iglesia hemos dado (2)

Nota: antes de leerse esta parida, lean la anterior.

Posted by Hello

    Si la Iglesia ha mostrado intransigencia, desgraciadamente debo admitir que cierta gente que tiene la misma opinión que yo, expresada ahí abajo, también ha demostrado una intolerancia que encuentro despreciable y que me hace sentir vergüenza ajena. No soporto que me intenten imponer ideas, y tampoco soportaría imponerlas yo.

    La cuestión es que, igual que la Iglesia gustosamente nos convertiría y nos llevaría al redil católico, ciertos sectores laicos pretenden a toda costa llevar al redil laico a otro rebaño. Hechos como la supresión del tradicional canto de villancicos navideños en un colegio de Avilés a petición de tres (¡sólo tres!) familias a causa de las "connotaciones religiosas" de los mismos denotan una actitud similar a la de la jerarquía católica. Y otro ejemplo, conozco alguno que se indignó por que los profesores de religión organizaran como actividad extraescolar la visita a belenes o porque se hubieran colgado en la clase murales con el trabajo de los alumnos de dicha asignatura.

    Miren ustedes, creo que ha quedado claro que uno está opuesto a la asignatura de religión en la enseñanza pública. Pero a día de hoy, y hasta la aplicación de la nueva ley, ésta forma parte del currículo, sus profesores forman parte del equipo educativo, y por todo ello tienen el mismo derecho que el resto a llevar a sus alumnos donde crean conveniente y a exponer la labor de sus alumnos. Podemos estar de acuerdo o no, pero ofenderse por ello denota la intransigencia que aparentemente queremos combatir.

   Es más, en mi instituto, al igual que en muchos otros, supongo, se celebraron en su momento jornadas sobre la multiculturalidad, donde se asistió dieron conferencias sobre diferentes culturas y tradiciones que conviven hoy en los centros de enseñanza y tuvieron lugar conciertos musicales y bailes típicos de dichas culturas. Supongo que nadie se ofendió por ello (y si lo hizo, allá él con su conciencia). Pues bien, ¿los villancicos y los belenes no son también parte de nuestra tradición cultural? ¿No tienen componentes -música, poesía, artesanía, historia- que van más alla del origen religioso de los mismos? ¿Por qué ahora ese empeño de ciertos personajillos en obstaculizar la propagación de estos fenómenos culturales en la enseñanza pública? ¿Acaso algún padre -o incluso profesor- se negaría a que alumnos de Historia del Arte visitaran la catedral de Burgos, por ejemplo, porque en ella hay imágenes representantes de una fé concreta?

    Para bien o para mal, la cultura de la civilización occidental ha venido marcada por la fé cristiana. Por mucho que queramos la separación entre el estado y la religión, no se puede ni se debe erradicar una cultura que está intrincadamente implantada en nuestro lenguaje, en nuestro arte, en nuestra historia y en nuestras tradiciones. Hasta los más ateos exclamamos "¡Ay Dios!" o "¡Por Dios!". Disfrutar de una talla de Salzillo, o un poema de Santa Teresa de Jesús, o de la Sagrada Familia de Gaudí no está necesariamente ligado a un sentimiento religioso, aunque éste se halle en el origen de tales obras. La sensación de alegria que suele invadir a la gente durante las vacaciones de Navidad, el deseo de compartir esas fechas con la familia o de celebrar el año nuevo saliendo de casa y con tus amigos no está obligatoriamente basado en un componente de la fé, aunque éste sea el punto de arranque de tal tradición. Ahora lo hemos vivido ya muchos años y no tenemos por qué renunciar a ello.

   Y luego tenemos la contradicción de que cierta gente lucha en contra de algunos rituales de la Iglesia para después intenar reproducirlos "a lo laico". Encuentro esta moda de los bautizos o comuniones "civiles" una perfecta mamarrachada. Estas ceremonias tienen sentido dentro de la fé como entrada en una comunidad, el primero, y primera aceptación de partes del dogma de la misma el segundo. Pero en la vida civil estos rituales no son necesarios. Un recién nacido es aceptado en su comunidad en el momento en que es inscrito en el registro de su ciudad. No veo por qué es necesaria una ceremonia civil. Celebras el nacimiento de alguien con tus allegados y familia, y ahí tenemos ya una ceremonia de aceptación.

   Uno aspira a un estado laico, pero no necesariamente a un estado de ateos. Caer en ese error nos llevaría a la misma actitud que criticamos en las religiones mayoritarias. Cada cual tiene el derecho de profesar la fe que quiera, y de educar a sus hijos en la misma. Pero siempre que no interfiera con los asuntos de Estado. Y una fé ya no es tal. Si entendiéramos esto, dejaríamos de "toparnos con la iglesia"...

Imagen tomada de http://www.infantil.profes.net

Con la iglesia hemos dado (1)


Posted by Hello

    ¿Cuantas veces habremos oido últimamente esta frase, tal cual aparece en la obra de Cervantes, o en su versión más popular, sustituyendo el original "dado" por "topado"? A lo largo de la historia, el enfrentamiento de los sectores más laicos y progresistas con la Iglesia más inmovilista y sus fieles ha dado pie a esto y mucho más, importando poco que la frase en su contexto primigenio no tenía ninguna segunda intención, sino reflejar el hecho de que el caballero, guiado por Sancho y buscando el hipotético palacio de su amada Dulcinea, se daba de bruces con la iglesia de El Toboso.

    Es curioso que los más exaltados laicistas no echaran leña al fuego con la réplica de Sancho a la decepcionada frase de su amo, a saber, "Ya lo veo (...), y plega a Dios que no demos con nuestra sepultura ...". Y es que corren tiempos convulsos en este país, donde las posturas son cada vez más exaltadas e intransigentes, se hacen declaraciones malintencionadas con salidas de tono y entramos en una vorágine creciente de enfrentamiento que vayan ustedes a saber donde nos va a llevar. ¿Exagero? Puede, dado mi carácter hipocondríaco. Como el personaje de Jeff Goldblum en Parque Jurásico, siempre digo que sólo espero no tener que acabar diciendo "¡Cómo odio tener razón!"

    Y eso que las cosas fácilmente podrían ser más sencillas. La jerarquía eclesiástica, temerosa de perder ventajas económicas, prebendas e influencia, habla de una "persecución" y se plantea movilizar a sus fieles contra las últimas políticas educativas y sociales del gobierno. ¡Persecución! ¿Hemos vuelto a los tiempos de Diocleciano? ¿Se ejecuta a alguien por practicar una fé concreta? ¿Los cristianos deben volver a las catacumbas a ejecutar sus ritos? Seamos serios, eminencias...

    En un estado de derecho que aspire a amparar a todos sus ciudadanos, ninguna fé debe anteponerse a otra. No parecen haberse enterado, eminencias, de que no sólo en los últimos años ha disminuido alarmantemente el número de practicantes de su fé (comprueben asistencia de feligreses a las misas, descenso de vocaciones...) o que ha ido aumentando el número de agnósticos o ateos (estadísticamente comprobable en el significativo descenso de bodas o bautizos, por ejemplo)... sino de que además, esta España ya no es la que a ustedes les ha estado amparando incondicionalmente. La fé católica sigue siendo mayoritaria entre los creyentes, pero la inmigración nos ha traido -y traerá cada vez más- musulmanes, judíos, protestantes, ortodoxos... todos con el mismo derecho que ustedes a practicar su fé y, si se mantuviera el apoyo estatal, a recibir el mismo para propagarla y desarrollarla. Ahora bien, el Estado, que debe representar a todos, no debe dar primacía a ninguna fé y ha de declararse aconfesional. Esto implica la desaparición de la asignatura de religión en la enseñanza pública y la desaparición de los fondos oficiales de ayuda a la Iglesia. Esto no es persecución, es aplicación de lógica pura y dura.

    Lo que es todavía más grave es la pretensión de intromisión de la Iglesia en asuntos de estado. Su posición radical contra las leyes de matrimonio homosexual o de divorcio, por ejemplo, es normal si se ajustan a sus principios, y no debería ser atacada; y sus fieles son muy libres de seguir esa doctrina o no: si un sacerdote no quiere casar a dos homosexuales, pues perfecto. O si, siguiendo su dogma de la indisolubilidad matrimonial, no se divorcian, pues adelante. Es su ideología. Pero lo grave es que pretendan imponer sus creencias a los demás, impidiendo todo progreso social, al igual que en el pasado (y lamentablemente, todavía hoy) pretendieron impedir progreso científico. Y si no, vean como intentan torpedear la investigación sobre las células madre, que tanto bien se dice que haría a diabéticos o enfermos con Alzheimer o Parkinson. ¿Se imaginan que, en lugar de la fé católica, la mayoritaria fuera la de los Testigos de Jehovah? ¿Estarían entonces prohibidos los transplantes de sangre, por ejemplo? De todos modos, esta posición no nos debe extrañar, dado que históricamente la Iglesia ha sido inmovilista y los exiguos cambios que ha hecho en su dogma han llegado sólo cuando no le ha quedado más remedio, cuando la sociedad ya los había aceptado plenamente.

    Yo les pediría a sus eminencias que cuiden de sus fieles. Que acudan a sus propios medios y les den el apoyo que necesiten. Que ellos pongan sus profesores, sus catequesis... Tienen un que ya quisieran otros; y, supongo, la buena voluntad de muchos de sus creyentes para sostener económicamente su Iglesia. Nadie les va a perseguir por ello, estén seguros. Y que si están en desacuerdo con avances sociales o científicos, que lo digan, están en su derecho. Igual que otros grupos sociales. Pero no interfieran con el Estado, que les representa a ustedes al igual que a los que practican otra fé o no practican ninguna.

   Supongo que mi posición en este asunto queda clara, pero no vayan a pensar que creo que en el lado contrario todo es bonito y utópico, respetuoso y afable. Ahí, lamentablemente, tenemos algún que otro grupúsculo que también desbarra lo suyo... Para que esta parida no sea demasiado larga, les hablo de ellos en la próxima.

Ilustración de Gustavo Doré para el Quijote, "Don Quijote entra en El Toboso", tomada de http://users.ipfw.edu/jehle/cervante/doreesp1.htm

25.11.04

Furbo


Posted by Hello

    Este fin de semana, no se si lo sabrán, se enfrentaron el Barcelona y el Real Madrid. El DERBY, así, tal cual, con mayúsculas (por cierto que se podría bromear sobre el hecho de que a un partido entre rivales irreconciliables se le llame con el anglicismo que originalmente define una carrera de caballos...). Por si no lo saben, ganó el Barcelona por tres a cero. Y por si tampoco lo saben, andan en Barcelona eufóricos porque por fin hay un equipo con aspiraciones a ganar algo y en Madrid los más tremendistas hablan de un fin de ciclo y la necesidad de renovar la plantilla.

    Hasta aquí los hechos deportivos en sí. Pero, para bien o para mal, el fútbol ya no es un deporte, es algo más grande. Es un fenómeno sociológico o un espectáculo al más puro estilo Hollywood.

    En un partido ya no se dirime sencillamente qué equipo es mejor o tiene más acierto o más suerte: se dirimen odios, rivalidades y rencillas. Pero no por parte de los teóricos protagonistas del evento, los futbolistas, si no por parte del espectador, que delega en ellos para que demuestren que él es mejor que los aficionados del otro equipo. Y no hablemos cuando los deportistas son depositarios de valores nacionales o patrióticos, cuando lo que se dirime no es la supremacía de una persona sino la de una comunidad o una nación. En este sentido, el fútbol tiene un valor terapéutico incuestionable, es para muchos una válvula de escape de frustraciones y tensiones, una huida del stress de la vida cotidiana. Es el tópico opio del pueblo, el "furbo" populachero y castizo.

    Lo malo, como con todas las drogas, es que cuando se abusa de ésta se pierde el control y la persona se vuelve irracional, siendo capaz de llegar a límites incontrolables. La máxima bajo la cual nació la máxima competición deportiva, los Juegos Olímpicos, según la cual el enfrentamiento deportivo sustituía al enfrentamiento bélico y se firmaban treguas, que tan bien podría funcionar aquí, es obviada y anulada. Por culpa de los partidos de fútbol la gente se vuelve violenta. Se insulta sin necesidad. Se injuria a madres, padres y quien haga falta. Se vuelve uno xenófobo. Se vuelve uno racista. (Ojo, no digo que esto ocurra con todos los aficionados... de hecho es una minoría, pero lamentablemente muy significativa). En el extremo más lamentable, algún partido de fútbol fue el disparadero de una guerra: un partido entre Honduras y El Salvador en 1969 fue la excusa final para desencadenar un conflicto que se llevaba incubando desde hacía tiempo, y unos cuantos años antes pasó lo mismo en un partido entre Gabón y el Congo...

    El otro acercamiento que hoy impera en el fútbol es el de espectáculo. Los equipos son presentados a comienzo de temporada con una parafernalia digna de un gran estreno cinematográfico, los aficionados se visten con colores llamativos, se aplauden las filigranas, el pase imposible, el regate juguetón, el remate imprevisible... pero sobre todo se aplaude el gol, con gritos a nivel ciertamente orgásmico, algo en lo que cada vez más jugadores ayudan mediante celebraciones a cual más estrambótica... Aún existen las piñas humanas y los abrazos entre jugadores, o la dedicatoria a la grada, pero son cada vez menos frecuentes... ahora tenemos al jugador que baila (cualquier estilo vale, desde la samba a la rumba), el que da el pase torero, el que hace la acrobacia circense, el que acuna imaginariamente a su bebé, los remeros... hasta el que imita a un perro orinando en el banderín de corner.

    En esta visión del fútbol como espectáculo, el espectador no hace representante de sus frustraciones a su equipo. Más bien se identifica plenamente con él, decantándose fervientemente por uno de los contendientes. Entonces el fútbol adquiere tintes teatrales o cinematográficos, ya no estamos ante un partido sino ante una obra de teatro representada ante nuestros ojos. Una película de "buenos" y "malos" donde es fácil ver qué equipo asume cada papel. Y cuando los "buenos", o sea los "nuestros", pierden, se desencadena el drama. El espectador llora cuando su equipo pierde una final, o desciende de categoría. Como si el protagonista de una película con quien se haya identificado muriera. O, toquemos madera, como si le pasara algo a un ser querido.

    Cuando alguien me pregunta si me gusta el fútbol, suelo usar una frase del ínclito ex-presidente del Barcelona, Joan Gaspart, que preguntado sobre si prefería que su equipo jugara bien a que ganara, declaró que obviamente prefería lo último, y en un acto de lucidez sincera (de los pocos que le recuerdo) dijo, "Es que a mí no me gusta el fútbol. Yo soy del Barça". En esta frase memorable queda perfectamente definido el concepto teatral del fútbol. Uno, como el señor Gaspart, ve un partido como quien ve una película, donde el bueno es sempiternamente el Barça. No he llegado a llorar con los fracasos del equipo (menudos últimos cinco años habría pasado, entonces), aunque evidentemente hay disgusto o alegría al final del partido, del mismo modo que una película con final feliz me alegra y otra con final triste me entristece.

    Quitando alguna eliminatoria de fases finales de Mundial, que aún puedo ver con el ojo de quien quiere degustar un buen partido, y entonces me decanto por el que mejor juega, a uno el aspecto deportivo del fútbol le importa un comino. Pero soy del Barça. Igual que en cine soy de Spielberg, o de Coppola, o de Ford, o de Star Wars. Y otros son de Kubrick, o de Wilder, o de las películas Dogma. O del Real Madrid o el Sporting de Gijón.

    Nota forofa: aquest any si?

Imagen tomada de http://www.futbol.sportec.es/

Bitácoramania

      Curioso esto de las bitácoras... Unos cuantos días sin pasar por aquí ni añadir nada, y nota uno que le falta algo... Además, leo periódicos, oigo noticias, hago cualquier cosa, y se me ocurren montones de ideas, comentarios que hacer, cosas que decir... "Caramba, esto daría pie a una buena parida". Y le entra a uno angustia, olvidándose de que se ha metido en esto por puro placer y que no tiene porque fichar a una hora concreta ni que rendir cuentas a nadie, que los poquitos que se vienen por aquí no van a reprochar nada... En fin, que tras unos días muy ocupado, vuelvo a este diario con muchos temas que tratar y comentar. Para empezar, ahí arriba hablo de...

18.11.04

Reivindicando el 42


Posted by Hello

      Los números son parte importante de nuestra vida. Nos dominan, nos llevan a donde quieren. Somos un número en un registro, un número en un ordenador. Sin números en el banco no podemos vivir, sin número en nuestra ropa no sabríamos qué vestir, sin números en el tiempo no sabríamos nuestro lugar en la historia... cualquier coleccionista de cromos o revistas o libros o tebeos roza la histeria si le falta un número... Y nosotros respondemos a este servicio dandoles significado, que es lo mismo que reverenciarlos como si fueran dioses. Como si no fueran ya lo suficientemente básicos.

      Así que el uno significa la unidad y el poder, pero al mismo tiempo también nos da para el anonimato y la humildad cuando uno -o sea, yo- dice lo que piensa. El dos es la pareja, la negación de la soledad. El tres la forma perfecta.... ¿Hace falta que siga? No, por supuesto. Consulten ustedes tratados de simbología númerica y significado de los números.

      Pero todavía llegamos más lejos, y asociamos los números a expresiones, refranes, títulos de obras que luego sin pudor convertimos en frases hechas, en referentes inapelables. Dos personas en peligro nos recuerdan a "dos hombres y un destino"... las hijas de Elena eran tres, y ninguna era buena, vaya por Dios, pobre Elena; nos acongojan los cuatro jinetes del Apocalipsis o damos dotes ominosos a la prensa cuando la designamos como el cuarto poder; cada cuatro años podemos hacer pagar a nuestros gobernantes sus errores y quitarles de enmedio para permitir que se equivoquen otros durante otros cuatro años... siete son los planetas que conforman nuestro sistema solar, y nos fascina el hecho de que pueda haber un octavo, cuando creíamos que el siete era el límite... y que se lo digan si no a los siete hermanos en busca de siete novias (véase la segunda párida de esta bitácora), o que por mucho que busquemos la inmortalidad no pasaremos de siete vidas... El diez es la perfección a la que aspiramos todos, y no sólo porque envidiemos a Dudley Moore fascinado por las formas de Bo Derek... aunque también engloba las reglas que han regido la historia occidental durante algún que otro milenio, a no ser que Mel Brooks tenga razón y los mandamientos fueran en origen quince y al torpe de Moisés se le cayera la tabla con los cinco últimos...

      Pero el diez no es el límite, y nuestra avidez numerológica llega más lejos: a pesar de su mala fama, no podemos evitar tener simpatía por el trece (como demuestra el hecho de que estadísticamente, sea uno de los números más usados en las combinaciones de loteria); la chica de los sueños de Manolo y Ramón sigue teniendo quince años, aunque Chuck Berry (ay, estos americanos tan pacatos ellos...) prefiera a las dulces pequeñas de dieciseis... Hasta los dieciocho años no pintamos prácticamente nada... El 33 debe ser el único número que los medicos de cabecera necesitaron durante mucho tiempo, y los creyentes (y algunos no creyentes también), incluido Mel Gibson, le dan cierto toque pesimista al recordar que es la edad a la que murió Cristo... Pero en realidad tampoco nos importa mucho, porque todos sabemos que la vida empieza a los cuarenta (¿y para qué infiernos nos hacen venir con tanta anticipación?, protestaba Mafalda con toda la razón del mundo). El 69 nos hace imaginar un mundo de placeres (igual que, todo sea dicho, en un alarde de sofisticación decimal, el nueve y medio que nos lleva a Kim Basinger)... Y no hay fronteras: tres seises seguidos forman parte de nuestras peores pesadillas, contar algunas de las mejores historias de la literatura llevó mil y una noches...

      En todo este maremagnum numérico, por desgracia, hay cifras que quedan olvidadas, dioses menores que aún no han sido alzados al panteón superior. Piensen en el 42, por ejemplo. Mira que es un número bonito, sonoro... la combinación de los dos primeros numeros pares en orden decreciente... Y con todo, no forma parte de nuestra herencia cultural como otros... vale que para los fanáticos del musical la calle 42 tenga resonancias, pero... compárenlo con la fama de otros, caramba.

      Nada, nada, hay que reivindicar el 42 y todos aquellos números que están en el anonimato. Chicos, sabed que hay alguien que piensa en vosotros. No sois sosos como muchos políticos, vosotros si que tenéis talante y vuestros diez minutos de fama no os los quita nadie. Al menos por mí que no quede.

      Nota: el autor de esta parida no ha tomado a estas horas ni alucinógenos, ni psicotrópicos, ni bebida alcohólica alguna. Y el hecho de que ayer haya cumplido cuarenta y dos años no tiene que ver nada con la divagación de los párrafos anteriores. Que conste.

15.11.04

"Salid por la noche



Posted by Hello

...no quedeis en casa". Los Cardíacos ya lo dejaban claro en los lejanos ochenta. Quedarse en casa un fin de semana no es buena idea. O eso parece.

Nunca he sido muy de trasnochar y quedarme hasta las tantas bebiendo y hablando, y todavía menos desde que nació la pequeña. Pero eso no quita que algún que otro sábado apetezca reunirse con unos amigos y seguir el ritual de los madurillos cuarentones para estos menesteres. Unas cuantas parejas que nos juntamos, una copita -o dos- para abrir boca, una cena y unas cuantas copas más para continuar la noche. Y mientras tanto, nos transmutamos en comentaristas políticos y arreglamos el mundo, ejercemos de críticos (de cualquier tema, que valemos para todo: cine, música, literatura, televisión, arte...), montamos nuestro propio programa rosa y destripamos sin piedad al que se nos ponga delante...

      Y, terminada la cena, una peregrinación por los chiringos de una de las zonas de movida -obviamente, con preferencia hacia aquella en la que se mueve nuestra tribu-, siempre atestados, todos con la música a volumen peligroso para la salud e imposibilitando cualquier conversación, con lo que más vale que la selección musical sea acorde a nuestros gustos y haya el mínimo lugar necesario para bailar... entendiendo por bailar en estos casos el movimiento espasmódico de codos y cadera escasos centímetros de derecha a izquierda y viceversa, ya que el exiguo espacio disponible no da para más...

      A pesar de lo dicho arriba, me lo suelo pasar bien, especialmente por la compañía y la conversación. Pero siempre acabo con el regusto de que todo es bastante falso, que para hablar y tomar copas con los amigos no hace falta estar en pie hasta las tantas de la madrugada, que para oir la música que me gusta puedo quedarme en casa, donde además puedo cantar a voz en grito sin pudor alguno... (no, a día de hoy ningún vecino ha presentado demanda por escándalo público...)

      La conclusión inapelable a la que llego es que hemos institucionalizado la noche. Antes era refugio de lo prohibido o ilegal, había una especie de culto soterrado por la misma, la gente se metía en unos locales que hacía suyos y compartía con sus amigos conversaciones y temas propios, se ponían los discos que aún no eran populares, se hablaba de lo que no hablaban ni periódicos ni televisión ni nadie... Sin embargo, ahora la noche del fin de semana es el bullicio de la ciudad, sin más... La gente sale a la calle como si fuera de día, en un ritual en el que es tan importante ver como ser visto... Asistes a un desfile de modelos y actitudes y saludas a la gente con una cordialidad que no se da en horario diurno, como si aceptaras a alguien en un club exclusivo, cuando en realidad es el club global al que debes pertenecer si no quieres convertirte en un bicho raro...

      Por no hablar que la noche, que en sí ya era un reservado del día, tenía antes su propio reservado para la intimidad y la búsqueda de alguien... en terminos menos líricos, para el ligoteo puro y duro, en fin. Ahora, con esa música a volumen brutal, la calle tomada en pleno por la masa, los locales abarrotados hasta el último milímetro cuadrado... toda sensación de intimidad ha desaparecido. O eso o cierta gente ha desarrollado unas habilidades que uno o ha perdido o jamás tuvo.

      Este último sábado repetí el ritual, y todo o casi todo seguía igual. Igual que lo repetiré dentro de unas semanas y nada habrá cambiado. Salir por la noche, me temo, se ha convertido en algo rutinario y sin magia. Pero mientras que mis amigos se apunten y siga disfrutando de su compañía, uno seguirá cayendo en la trampa. Porque la rutina y lo cotidiano tienen también su encanto si hay diversión. Pero perdonen que no me crea más lo de los misterios de la noche...

Imagen © Oscar Alonso, tomada de www.envisionpublicidad.com

13.11.04

Arafat


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      Aunque el ser humano con el más mínimo sentido común acepte la democracia y sus valores, no cabe duda de que todos necesitamos líderes. Queremos delegar en otras personas la toma de decisiones importantes, especialmente aquellas engorrosas y difíciles. Precisamos de alguien en quien confiar, alguien que nos represente con talento y dignidad, con personalidad y contundencia.

      Si esto no fuera así, no se entendería la continua repetición de la palabra "orfandad" que uno ha advertido en los obituarios, editoriales, comentarios y todo tipo de escritos referentes a la muerte de Yasser Arafat en diarios de todo pelaje y condición. Y no sólo orfandad referida al pueblo palestino, sino también orfandad referida a todos nosotros, al desaparecer un referente importante de nuestras vidas, alguien que nos ha acompañado mucho tiempo y que siempre ha estado ahí.

      Es evidente que con Arafat ha desaparecido uno de los pocos líderes de la antigua escuela que nos quedaban. Líderes con carisma y personalidad, capaces de aglutinar en torno a ellos sentimientos y pasiones, odios y rencores. Todos relacionábamos Palestina con su persona. Era la primera persona en la que pensábamos cuando hablábamos o comentábamos, para bien o para mal, las reivindicaciones de un pueblo.

      En esta era descafeinada que nos está tocando vivir desde finales de los años ochenta, el líder que impera es una persona inocua, sin personalidad, sin poder de convocatoria. En las elecciones ya no se votan personas, se votan actitudes. Es más, a veces ni siquiera eso: se vota contra actitudes. Hemos visto como en las elecciones del 11-M y en las más recientes americanas, los votos no han sido en absoluto personales. No se ha votado a Bush, se ha votado por "la seguridad". No se votó a Kerry, se votó contra Bush. No se votó a Zapatero, se votó contra el Partido Popular. Se hace hincapié en las descalificaciones personales y no en las debilidades de un programa o tendencia política.

      Nuestros líderes actuales son incapaces de tomar una decisión por sí mismos y de reaccionar con prontitud ante las situaciones límite. Se rodean de asesores políticos, asesores económicos, asesores de imagen. Y si éstos no están a mano, se muestran ineficaces y nulos. La patética imágen de George Bush en la escuela de Florida en el momento en que le informan de los hechos del 11-S es un buen ejemplo. Un auténtico líder habría alegado "asuntos importantes que me reclaman en Washington" y habría suspendido la actividad.

      Una de las imágenes con las que siempre recordaré a Arafat es la de su donación de sangre para las víctimas del atentado al día siguiente del 11-S. Posiblemente un gesto inútil, puede que hasta una pose, no lo sé... pero un gesto digno de un líder. Porque Arafat entendió enseguida lo que implicaba la destrucción de las Torres Gemelas para su pueblo y su causa. Así que rápidamente quiso desmarcarse de ella. Fue un gesto que lamentablemente se perdió entre la avalancha de imágenes de la masacre, del miedo que asoló a todo el mundo... pero un gesto de auténtico líder.

      Evidentemente, Arafat cometió errores, y muchos. Los líderes no son infalibles. Pero son capaces de conseguir que la gente olvide los mismos. Porque su personalidad magnética los entierra. Sin embargo, en estos tiempos donde el talante ha sustituido al talento, nuestros líderes pagan muy caros sus errores. A Acebes siempre le perseguirá el "ha sido la ETA". A Rajoy, los "hilillos de plastilina". Y de otros, como Zapatero, su falta de personalidad es tal que no se puede recordar exactamente qué ha hecho o dicho. Al menos hasta ahora.

      Es posible que tengamos los líderes que nos merecemos, y que su absoluta inocuidad se deba a que ya no les exigimos nada. En ese caso, no queda mucho qué decir. Entretanto, Arafat ha muerto. Y con esta muerte el mundo va a cambiar. Para bien o para mal, el tiempo lo dirá. Pero esa es otra muestra de su importancia. Un líder marca a la gente hasta con su desaparición.

Imagen © BBC

11.11.04

Adam Pontipee



Posted by Hello
      Uno tiende a ser de ánimo depresivo y a sufrir constantes cambios de humor. Cuando esto ocurre, recurre a las mismas alternativas que el común de los mortales: o se tumba en la cama /un sofá, refocilándose en su propia mierda y lamentándose de lo injusto que es el mundo con él... o busca algo que le alegre la vida, que le demuestre que las situaciones de este tipo son algo transitorio y que, a no ser que tengas un problema auténticamente serio, siempre hay un motivo para al menos esbozar una sonrisa.

      Una de mis "medicinas" más socorridas es ver alguna película plena de ánimo de vivir, sano humor y buenos sentimientos. Y en este sentido, el musical, con sus tradicionales historias de romances felices, canciones pegadizas y números de baile vivaces, es un campo abonado. Claro que uno pretende huir del musical más almibarado y empalagoso, y se centra en estas ocasiones en aquel que presenta un humor más... si no "profundo", por lo menos ligeramente "gamberro". Así que cuando uno anda con el alma por los suelos, enciende la televisión y se pone a disfrutar por enésima vez de maravillas como Cantando bajo la lluvia, Ellos y ellas, My fair lady, La leyenda de la ciudad sin nombre... o Siete novias para siete hermanos. Nota: otras películas no musicales también valen para este empeño, y El hombre tranquilo o Dos en la carretera, por ejemplo, son algunas de ellas... pero estas merecen un post por sí mismas, y quizás algún día lo haga...

      Como alguno habrá supuesto, esto viene a colación del reciente fallecimiento del actor Howard Keel. Como en muchos casos, el momento de Mr Keel ya había pasado, y de hecho pertenece a ese grupo de gente ya olvidada por la mayoría, y que cuando muere provoca comentarios del tipo "Ah, ¿pero aún vivía?". Así que tenía yo muy olvidado a Keel, pero de ninguna manera tenía olvidado a Adam Pontipee.

      Keel, aparte de una presencia física imponente y una voz poderosa, aportó a sus personajes en sus principales películas una chulería e ironía incandescentes, dando la impresión de un personaje muy pagado de sí mismo, encantado de conocerse, pero al mismo tiempo capaz de una ternura nada ñoña. Desde pequeño quedé fascinado con su vigorosa entrada en el pueblo de Siete novias para siete hermanos, desaliñado pero sonriente, cantando a voz en grito eso de "Bless your beautiful hide / wherever you may be...", seguro de que no salía del pueblo sin llevarse una esposa... Y todavía me encantó más intentando convencer a sus hermanos que la mejor forma de conseguir el favor de las chicas de sus amores era reeditar el rapto de las Sabinas...


      En estos tiempos de corrección política puede asustar el machismo más que latente de la película, pero, una vez que somos conscientes de él y renegamos del mismo, hay que permitir ser llevados por el ritmo frenético de aquella, por sus hermosas canciones, los vivarachos diálogos, los extraordinarios números de baile... Realmente no tiene sangre en las venas quien, visto la película, no se haya emocionado con el lamento de los hermanos enamorados sin esperanza bailando al ritmo de sus labores mientras cantan eso de "I'm a lonesome polecat / Lonesome, sad, and blue / 'Cause I ain't got no feminine polecat / Vowin' to be true"...


      Keel ya había hecho un papel misógino y machista con la misma chulería en Kiss Me Kate, otra maravillosa película donde a los acordes de Cole Porter -y la coreografía de Bob Fosse- asistíamos a los preparativos y posterior representación de un musical basado en la shakesperiana La fierecilla domada... aquí era el actor que trata de recuperar a su esposa mediante todo tipo de artimañas y el noble italiano recién casado que pretende llevar por la buena vereda a su dominante e irascible mujer... No duden ustedes que consigue ambos objetivos.

      Me duele, aunque a él le sirvió de mucho en el ocaso de su carrera y me alegro por ello, que en ciertos obituarios se haya recordado más a Howard Keel por su papel en la teleserie Dallas que por los encantadores crápulas que creó en la gran pantalla... Para mí Keel siempre será Adam Pontipee, y le agradezco todas las depresiones que me ayudó a superar, junto a sus "hermanos", Jane Powell, Stanley Donen y demás... Bless your beautiful hide, Mr Keel... wherever you may be

Imagen © Warner Home Video

Una bitácora más...


 Posted by Hello
      Don Refunfuño Cascarrabias, visitante -despistado o no- que se pasa por aquí posiblemente pensará... "Vaya por Dios, otro mindundi de estos que abusa de las posibilidades de la red y aumenta la plaga de diarios personales, bitácoras, blogs (horrible palabra, afirmo... debería haber una ley contra barbarismos tan cacofónicos como éste) o como quieran llamarlos... Vale, hay unas cuantas -pocas- bitácoras con informaciones útiles, algun que otro servicio a la comunidad... Pero en general, ¿qué pretende esta gente con sus diarios? ¿Buscar un desahogo personal? En este caso, ¿para qué los exhiben públicamente sin vergüenza ni pudor alguno? ¿Esperan que la gente se admire de su bonita prosa, de sus muchos conocimientos? ¿Que se apiade de sus tristes y patéticas vidas?"

      Por supuesto, todos sabemos que don Refunfuño Cascarrabias es un personaje imaginario, y que ningún navegante por la red se ha planteado estas cuestiones al encontrarse con un diario de este tipo... Pero como a uno, hipocondríaco y agobión, le gusta siempre justificarse por todo lo que hace, respondo a esas cuestiones imaginarias planteadas por ese no menos imaginario individuo.

      A través de mi otra bitácora -sobre mi gran pasión, los tebeos- redescubrí mi gusto por escribir (casi olvidado desde mis tiempos universitarios), y me planteo llevar eso a extremos en esta bitácora. Por otro lado, me apetece escribir sobre cosas que pocos articulistas, bitacoreros (espantoso neologismo, me temo... mea culpa) y gentes de similar calaña tratarían como uno quisiera. Nadie es buen crítico de si mismo, dicen, y es verdad, pero también lo es que nadie te entiende mejor que tú mismo. Y finalmente, siempre queda el regusto egocéntrico de que haya alguien en este ancho mundo a quien le apetezca hablar de los variados temas que saldrán por aquí, ya sea para estar de acuerdo o para vilipendiar con saña pero con respeto...

      Así que tú, turista accidental o no, que llegas por aquí, te vas a encontrar con una coctelera con una buena cantidad de gimnasia mental, grandes dosis de onanismo y ciertas pizcas de intención de transcendencia. Tomo como personaje referencial el gatu protagonista de mis otras páginas, y lo lanzo a soltar paridas, no sólo en el sentido irónico-peyorativo del término, sino también en un sentido más metafórico... porque los posts que se encontrarán aquí van a ser partos de una mente calenturienta... algunos con dolor y otros más fluidos y fáciles.

      Así que agradezco de antemano la visita a todos los que se pasen por aquí y les emplazo, si les interesa alguno de los temas, a comentar lo que les apetezca... y a pararme los pies si uno empieza a desbarrar mucho, a llegar a la parida en su sentido más despectivo. Eso sí, sin insultar a nadie ni faltar al respeto. Y sin más dilación, a leer la próxima parida...

Imagen © Warner Bros. Entertainment Inc